Gracias al Fondo de Protección Ambiental (FPA) el colegio cuenta con un Punto Limpio que permite incluir laboralmente a estudiantes con Necesidades Educativas Especiales (NEE) por medio del reciclaje.
Este miércoles 28 de noviembre el Seremi de Medio Ambiente, Juan Fernández encabezó la ceremonia del cierre del FPA de la Escuela Lo Hermida de Peñalolén; oportunidad en la que aprovechó de realizar un recorrido por las instalaciones y de felicitar tanto a los estudiantes como a los docentes por el trabajo.
“Se nota que hay un compromiso real de la comunidad educativa con el cuidado del medio ambiente, eso se nota en sus huertos que han preparado y cuidado con mucho amor, en la dedicación de cada uno de ustedes para ordenar y clasificar cada elemento, en el trabajo que implica el compostaje; esa es precisamente la actitud que necesitamos, y los profesores son pieza clave para inculcar esa actitud en niños y jóvenes, para lograr el cambio cultural que necesitamos para construir comunidades más sustentables”.
En el 2017 y con el objetivo de gestionar residuos orgánicos e inorgánicos y articular redes de reciclaje en la Escuela Especial Lo Hermida, la ONG Tepual plantea al establecimiento postular al FPA con el proyecto: “Punto Limpio Escuela Especial Lo Hermida, inclusión laboral de estudiantes de educación diferencial por medio del reciclaje”.
De esta forma la escuela se adjudica el proyecto que comienza a materializarse durante este 2018, y que está a cargo de estudiantes educación diferencial de 18 a 27 años.
Además, el Ministerio del Medio Ambiente, a través del FPA, financió la implementación de dos lombriceras y dos composteras, permitiendo el manejo correcto para la producción de humus y compost respectivamente, que han sido utilizados en las áreas verdes del colegio.
Desde el 2012 la escuela trabaja con un currículum ecológico funcional, de esta manera en el 2014 se construyó un huerto con la finalidad de crear conciencia y educar sobre el medio ambiente, innovando en la enseñanza-aprendizaje, logrando al día de hoy contar con dos huertos, un invernadero (financiado y construido por el Departamento de Ayuda Social de la Universidad Adolfo Ibánez), en dónde los alumnos son capaces de plantar, cultivar, regar, confeccionar almácigos, trasplantar y mantener los sectores de trabajo para finalmente poder cosechar sus propias hortalizas y venderlas.